Hola viajeros. En esta ocasión viajamos a Irlanda, conoceremos Dublín y a través de la empresa "Extreme Ireland" nos adentraremos en Belfast, en Irlanda del Norte. Pero será mejor que empecemos por el principio...
Salimos del aeropuerto de Madrid Barajas con destino a Dublín, y al ser Irlanda la cuna de Ryanair, no fue difícil encontrar vuelos directos a buen precio. Una vez en el aeropuerto de Dublín tuvimos que coger un autobús que por 6€ conectaba el aeropuerto con el centro de la ciudad. La parada donde nos dejó el autobús estaba muy cerca de nuestro hotel, con lo que decidimos pasar a dejar las maletas cuanto antes. De la variada oferta hotelera que hay en Dublín, nosotros decidimos alojarnos en una típica casa Georgiana de 1886, el Amberly House, justo a la espalda de la Custom House (la casa de aduanas), que es un edificio neoclásico del siglo XVIII en la zona norte del río Liffey cerca del puente Matt Talbot.
Las cuatro fachadas están decoradas con escudos de armas y catorce esculturas
ornamentales que representan los ríos Irlandeses, como por ejemplo la
cabeza alegórica del río Liffey. Todas estas esculturas son obra de Edward Smyth. La fachada principal está situada paralela al río Liffey y en ella destaca un pórtico dórico central con pabellones a los lados, coronados en los extremos por dos escudos de armas de Irlanda. En la zona central del edificio se halla la cúpula de bronce rematada por una estatua alegórica al comercio.
Cruzamos el río por el puente Matt Talbot y subimos por Dame Street hasta la Christ Church Cathedral, la más antigua de las dos Catedrales que hay en la ciudad. Fue construida en 1028 por el Rey Sigtrygg Silkiskegg, que era un Rey Vikingo. Entre 1871 y 1878 el templo experimentó una restauración significativa coordinada por George Edmund Street, que evitó el derrumbe de algunas de sus partes pero que a la vez representó un cambio drástico de la obra medieval, de modo que en la actualidad puede resultar difícil distinguir las decoraciones de las diferentes épocas.
En los verdes jardines de la catedral encontramos un puesto de venta de café y bollos, y unas mesas sobre el césped. Como hacía un sol espléndido, aprovechamos a tomarnos un pequeño descanso.
Desde allí bajamos hasta el Trinity College, que fue fundado en 1592 por la Reina Isabel I, y es el único colegio de la University of Dublín, la más antigua de Irlanda. El Trinity está ubicado en College Green, enfrente de las antiguas Casas Irlandesas del Parlamento (ahora sucursal del Banco de Irlanda). El campus ocupa 47 acres, unos 190.000 metros cuadrados, con muchos edificios atractivos, tanto nuevos como antiguos, centrados alrededor de grandes patios y dos campos de juego.
La del Trinity College es la biblioteca de investigación más grande en Irlanda. Como resultado de su importancia histórica, es una biblioteca nacional del Reino Unido, y por tanto, tiene derecho legal a una copia de todos los libros publicados en Gran Bretaña e Irlanda. Consecuentemente, recibe más de 100.000 nuevos artículos cada año. La biblioteca contiene 4.25 millones de libros, incluyendo 30.000 seriales actuales y colecciones significativas de manuscritos, mapas y música impresa. Seis bibliotecas están disponible para uso general de los estudiantes. El Libro de Kells es el libro más famoso de la biblioteca y está localizado en la Vieja Biblioteca. Junto con el Gran Cuarto, la Vieja Biblioteca es una de las más grandes atracciones turísticas de Irlanda.
A las siete y cuarto de la tarde ya estábamos en la zona de Temple Bar, donde se congregan más Irish Pub en todo Dublín, y entre ellos los más famosos de la ciudad. Habíamos quedado a través de Internet con Carry, una chica irlandesa que nos esperaba en Sant John Gogartys, donde tomaríamos nuestra primera pinta de Guinness. Allí iniciamos una excursión con dos músicos que nos invitaron a acompañarles en una ruta por la historia de los Irish Pub. Disfrutamos de la cerveza negra y de la música tradicional irlandesa en un ambiente que aquí denominan "craic". En un intento por compartir las diferentes culturas, Minerva les cantó "Campanilleros" de La niña de la Puebla, lo que levantó los aplausos del público allí congregado.
Después de visitar media docena de pubs, nos fuimos a la casa Georgiana donde nos esperaba una cama extremadamente cómoda donde descansar y reponer fuerzas. A la mañana siguiente, después de tomar un típico Irish Breakfast, (café, zumo de naranja y huevos revueltos con judías y chorizo), nos encaminamos a seguir el curso del río hasta llegar a una de las atracciones más visitadas de Irlanda, ¡la fábrica de Guinness!. Es una visita muy recomendable, y no deja indiferente a nadie. La fábrica tiene forma de vaso de pinta de Guinness, con 7 pisos de altura. A la entrada, lo primero que te llama la atención es el contrato de alquiler de la fábrica, expuesto en una vitrina en el suelo, justo en el centro del edificio. Más llamativo es, si cabe, que se trata de un contrato con vigencia para 1000 años de renta fija. Es decir, que ¡el alquiler no sube! En las primeras plantas te explican como se elabora la cerveza, haciendo un recorrido por todos sus ingredientes: el agua procedente de las Wicklow Mountains, el lúpulo, la cebada, la malta...
En las plantas intermedias se cuenta la historia de la cerveza, desde sus comienzos hasta la actualidad, pasando por todos los anuncios y campañas publicitarias que Guinness ha utilizado a lo largo de sus más de 200 años de historia, los diferentes envases y camiones de reparto. El arpa tan característico que figura en sus botellas,y que años más tarde adoptaría el país como escudo de su bandera, con la salvedad que al tener Guinness su marca registrada, al arpa de la bandera le tuvieron que dar la vuelta para no entrar en conflicto con la marca.
En la penúltima planta, encontramos la Guinness Academy, una de las principales atracciones de la fábrica. En esta simpática academia maestros cerveceros nos explicaron cómo disfrutar aún más de nuestra Guinness. El curso acaba cuando consigues tirar una pinta perfecta de Guinness, sólo entonces puedes obtener el Certificado Oficial de la Academia, y ganar el privilegio de subir al Gravity Bar.
El Gravity Bar es un bar situado en la última planta de la fábrica, y cuenta con increíbles vistas de 360 grados sobre Dublín. Es el lugar perfecto para relajarse y degustar como es debido un par de pintas antes de continuar con el recorrido.
A la salida de la fábrica encontramos la tienda de recuerdos, es increíble la cantidad y la variedad de artículos que puedes encontrar, desde imanes para la nevera hasta ropa interior, pasando por camisetas de rugby y casi cualquier cosa que te puedas imaginar. Al ser una tienda oficial, los recuerdos aquí son un poco caros. Las entradas a la fábrica se pueden sacar por anticipado a través de Internet, lo que os evitará largas colas a la entrada. Si la visita la hacéis por la mañana es importante ir bien desayunado, pues si no se tiene constumbre de beber cerveza negra, ésta te puede jugar una mala pasada y fastidiarte el resto del día.
Después de esta visita a la fábrica de cerveza Guinness, nuestra siguiente parada fue la Catedral de San Patricio. Esta se construyó junto a un pozo en el que, según cuenta la leyenda, San Patricio bautizaba a aquellos que se convertían del paganismo al cristianismo. Originalmente, la catedral era una simple iglesia de madera construida el siglo V en honor a San Patricio. Fue en 1191 cuando la iglesia fue reconstruida en piedra. La catedral actual se construyó en el año 1200 y se finalizó en el 1270.
En los años posteriores, se realizaron una gran cantidad de
renovaciones, pero se ha logrado preservar la pureza histórica del
edificio. La colosal torre oeste, que fue construida en 1370, cuenta con uno de los carillones más grandes de Irlanda.
Rodeando la Catedral de San Patricio llegamos a la Marsh´s Library. Esta biblioteca pública es la más antigua de Irlanda, puesto que fue fundada por el arzobispo Narciso Marsh en 1701. La biblioteca posee libros de gran valor, destacando los de los siglos XVI, XVII y XVIII. En total, reúne unos 25.000 ejemplares divididos en cuatro colecciones principales.
Callejeando desde la Marsh´s Library, llegamos otra vez cerca del Trinity College. En la esquina de la calle estaba la estatua de Molly Malone, siempre rodeada de turistas que quieren hacerse una foto con ella y de artistas callejeros que buscan unas monedas. La estatua de Molly Malone en Dublín es todo un símbolo, y hasta hace poco se encontraba en un lugar muy céntrico, en la calle Grafton, la columna vertebral de la zona comercial más elegante. Sin embargo, recientemente ha sido trasladada junto al centro de información turistica.
Después de este largo paseo por Dublín nos retiramos a descansar, pues al día siguiente teniamos un madrugón importante para dirigirnos al punto de recogida de la excursión a Belfast. Antes de irnos a dormir, pasamos por un restaurante que anunciaba un espectáculo de danza irlandesa, y decidimos reservar mesa para cenar dos dias después. Sin reserva es dificil conseguir sitio, así que conviene hacerlo con al menos un par de dias de antelación. El espetáculo de la danza irlandesa es algo que debeis intentar no perderos.
Al día siguiente, salimos hacia Belfast en un microbus de la compañia Extreme Ireland. En cuanto atravesamos la frontera con Irlanda del Norte dejaron de valer nuestros euros, pues en Irlanda del Norte la moneda oficial es la Libra Esterlina (no es necesario cambiar dinero si haces los pagos con tarjeta).
Belfast (que significa "vado arenoso en la desembocadura del rio"), es la capital y ciudad más grande de Irlanda del Norte. La ciudad está flanqueada al noroeste por una serie de colinas, incluyendo la colina de Cavehill, la cual se cree que fue la inspiradora de la novela de Jonathan Swift, "Los Viajes de Gulliver". En Belfast también se encuentra la desembocadura del rio Lagan, lo que la convierte en una localización ideal para la industria de construcción naval. El famoso trasatlántico Titanic fue construido en Belfast en 1912, por el astillero Harland & Wolff, el mayor astillero del mundo en esa época.
Belfast sufrió lo peor del Conflicto de Irlanda del Norte. No obstante, desde el Acuerdo de Viernes Santo en 1998, ha habido una mayor modernización en la ciudad, aunque se sigue manteniendo en pie el muro que divide la ciudad separando los tradicionales barrios católicos y protestantes, y es normal encontrar pintadas por toda la ciudad que hacen mención a este conflicto.
El Ayuntamiento de Belfast es uno de los edificios más
destacables de la capital de Irlanda del Norte. Contruido en el S. XIX
en estilo Eduardiano, destaca en él una enorme
cúpula central verde de unos 53 metros de altura, flanqueada por otras
dos cúpulas más pequeñas en las esquinas del edificio (en el mismo color
verde).
Por lo general suele ser visitado, pero hay reformas en su interior que han hecho que esta actividad cese de forma temporal. Rodeando al ayuntamiento podemos encontrar unos jardines, que junto al edificio forman la plaza de Donegall. En uno de los laterales del Ayuntamiento podemos encontrar el Titanic Memorial, con un monumento y una lápida grabada con todos los nombres de los fallecidos en el hundimiento del trasatlántico.
Una vez llegamos al Ayuntamiento de Belfast, tuvimos un par de horas libres para explorar el centro de la ciudad, y comimos en un Subway cerca del Albert Memorial Clock, torre construida entre 1855 y 1870, como monumento a la Reina Victoria. La torre mide 113 metros de alto, y tiene en una de sus caras una estatua del príncipe Alberto.
Después de esta visita a Belfat, volvimos a recorrer la carretera, siendo esta vez nuestro destino un pueblecito llamado Downpatrick. Cuenta una leyenda Irlandesa que cuando murió San Patricio, el cuerpo del santo fue colocado en un carro con bueyes y decidieron que la iglesia en la que se pararan los bueyes sería donde esterrarían al santo. Pero los bueyes no se detenían en ninguna. Finalmente, guiados por "la voluntad de Dios", se detuvieron en este pueblo de Irlanda del Norte. En este lugar se construyó una catedral, La Catedral de Downpatrick, junto a la tumba de San Patricio. Cerca de la Catedral, se halla el Centro de San Patricio, quizá la única exposición permanente del mundo dedicada a este Santo, donde se puede ver como el día de San Patricio no sólo se celebra en Irlanda, sino en el mundo entero. El Centro cuenta también con un restaurante y una tienda de recuerdos.
En el camino de vuelta a Dublín paramos en el Ross Monument, un impresionante obelisco en honor a Robert Ross, un oficial irlandés del ejército británico que participó en las guerras Napoleónicas y en la guerra de 1812, y que murió en la batalla de North Point en 1814.
Por fin de vuelta en Dublín, esa noche cenamos en el pub más antiguo del mundo, The Brazen Head, fundado ni más mi menos que en el año 1198. A pocos pasos de la Christ Church Cathedral y la fábrica de cerveza Guinness, bien merece una visita tanto por su valor histórico y su reputación, como por ser uno de los mejores lugares para escuchar en directo música irlandesa y cenar carne guisada al calor de sus chimeneas.
Después de una contundente cena nos fuimos a descansar. El siguiente seria nuestro último dia completo en Dublín y todavía quedaban muchas cosas por ver.
Por la mañana recorrimos la Calle O´Connel, la cual forma parte de una gran avenida creada en el siglo XVIII que recorre el centro de la capital, el puente O´Connel, la calle Westmoreland, College Green y Dame Street, terminando en el City Hall y el Dublin Castle. Flanqueada con otras construcciones estéticas, la calle O´Connell es la más monumental de las calles comerciales de Dublín, habiendo sido reconstruida después de una destrucción masiva en la lucha por la independencia de Irlanda y la posterior guerra civil a principios del siglo XX. La calle tiene un imponente aire de boulevard gracias a las edificaciones de diseño neoclásico situadas sobre ella.
El diseño de la calle es simple, pero elegante. Parecida al Champs-Élysées de París, pero más estrecha, tiene una ancha acera por cada uno de los lados de la calle (donde se pueden encontrar una gran variedad de lugares públicos y tiendas comerciales). Un mediano espacio pavimentado discurre por el centro de la calle, y en él se pueden encontrar monumentos y estatuas de varios líderes políticos irlandeses. El punto céntrico de la calle está presidido por la imponente presencia del General Post Office, con sus seis columnas frontales bajo un pórtico jónico, y por el Spire of Dublin, una construcción de acero inoxidable pulido con forma de aguja, fundada en 2003, y que ostenta el record Guiness como el monumento más alto del mundo, gracias a sus 120 metros.
Por lo general suele ser visitado, pero hay reformas en su interior que han hecho que esta actividad cese de forma temporal. Rodeando al ayuntamiento podemos encontrar unos jardines, que junto al edificio forman la plaza de Donegall. En uno de los laterales del Ayuntamiento podemos encontrar el Titanic Memorial, con un monumento y una lápida grabada con todos los nombres de los fallecidos en el hundimiento del trasatlántico.
Una vez llegamos al Ayuntamiento de Belfast, tuvimos un par de horas libres para explorar el centro de la ciudad, y comimos en un Subway cerca del Albert Memorial Clock, torre construida entre 1855 y 1870, como monumento a la Reina Victoria. La torre mide 113 metros de alto, y tiene en una de sus caras una estatua del príncipe Alberto.
Después de esta visita a Belfat, volvimos a recorrer la carretera, siendo esta vez nuestro destino un pueblecito llamado Downpatrick. Cuenta una leyenda Irlandesa que cuando murió San Patricio, el cuerpo del santo fue colocado en un carro con bueyes y decidieron que la iglesia en la que se pararan los bueyes sería donde esterrarían al santo. Pero los bueyes no se detenían en ninguna. Finalmente, guiados por "la voluntad de Dios", se detuvieron en este pueblo de Irlanda del Norte. En este lugar se construyó una catedral, La Catedral de Downpatrick, junto a la tumba de San Patricio. Cerca de la Catedral, se halla el Centro de San Patricio, quizá la única exposición permanente del mundo dedicada a este Santo, donde se puede ver como el día de San Patricio no sólo se celebra en Irlanda, sino en el mundo entero. El Centro cuenta también con un restaurante y una tienda de recuerdos.
En el camino de vuelta a Dublín paramos en el Ross Monument, un impresionante obelisco en honor a Robert Ross, un oficial irlandés del ejército británico que participó en las guerras Napoleónicas y en la guerra de 1812, y que murió en la batalla de North Point en 1814.
Por fin de vuelta en Dublín, esa noche cenamos en el pub más antiguo del mundo, The Brazen Head, fundado ni más mi menos que en el año 1198. A pocos pasos de la Christ Church Cathedral y la fábrica de cerveza Guinness, bien merece una visita tanto por su valor histórico y su reputación, como por ser uno de los mejores lugares para escuchar en directo música irlandesa y cenar carne guisada al calor de sus chimeneas.
Después de una contundente cena nos fuimos a descansar. El siguiente seria nuestro último dia completo en Dublín y todavía quedaban muchas cosas por ver.
Por la mañana recorrimos la Calle O´Connel, la cual forma parte de una gran avenida creada en el siglo XVIII que recorre el centro de la capital, el puente O´Connel, la calle Westmoreland, College Green y Dame Street, terminando en el City Hall y el Dublin Castle. Flanqueada con otras construcciones estéticas, la calle O´Connell es la más monumental de las calles comerciales de Dublín, habiendo sido reconstruida después de una destrucción masiva en la lucha por la independencia de Irlanda y la posterior guerra civil a principios del siglo XX. La calle tiene un imponente aire de boulevard gracias a las edificaciones de diseño neoclásico situadas sobre ella.
El diseño de la calle es simple, pero elegante. Parecida al Champs-Élysées de París, pero más estrecha, tiene una ancha acera por cada uno de los lados de la calle (donde se pueden encontrar una gran variedad de lugares públicos y tiendas comerciales). Un mediano espacio pavimentado discurre por el centro de la calle, y en él se pueden encontrar monumentos y estatuas de varios líderes políticos irlandeses. El punto céntrico de la calle está presidido por la imponente presencia del General Post Office, con sus seis columnas frontales bajo un pórtico jónico, y por el Spire of Dublin, una construcción de acero inoxidable pulido con forma de aguja, fundada en 2003, y que ostenta el record Guiness como el monumento más alto del mundo, gracias a sus 120 metros.
Desde la Calle O´Connel nos dirigimos al parque Merrion, ya que no podíamos irnos sin visitar el monumento a Oscar Wilde, en el que aparece recostado sobre una roca vistiendo un elegante blazer de color verde con solapa rosada, pantalones y zapatos. Y una expresión de cierta burla en el rostro.
Desde el parque Merrion fuimos dando un paseo por la parte sur de la ciudad, todavía sin explorar para nosotros, y llegamos a los canales. Sí, Dublín también tiene canales. Junto a ellos encontramos el famoso puente Samuel Beckett (escritor Irlandés que ganó el premio Nobel de Literatura en 1969), diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava y que une la orilla sur del rio Liffey con el centro de Dublín. El puente está inspirado en la tradicional arpa irlandesa.
Cruzando dicho puente llegamos a uno de los monumentos que más nos sobrecogieron de Dublín. El Famine Memorial es un grupo escultórico situado junto al río Liffey en recuerdo de los millones de irlandeses que murieron o se vieron forzados a emigrar durantes las hambrunas que asolaron el país durante el siglo XIX.
La soledad del entorno en que se sitúa, el silencio del atardecer, sólo roto por algún coche, y la crudeza de las imágenes, te provoca un malestar y un sobrecogimiento, que más allá del rechazo, invita a la reflexión sobre la opulencia en que vivimos.
En nuestra última tarde/noche en Dublín decidimos salir a degustar su cerveza Guinness por última vez antes de volver a Madrid. Fuimos a Temple Bar, el local más típico y que da nombre a la zona de Pubs donde se encuentra. Todo un clásico de Dublín, en su interior alberga un pequeño patio donde tomarse una pinta al aire libre pero con el calor que aportan sus inumerables estufas repartidas por su interior.
Desde Temple Bar caminamos hasta el restaurante donde teníamos la reserva desde el primer día para ver el espectáculo de Danza Irlandesa. Una gran cena acompañada de un gran espectáculo de música en directo y baile. Por supuesto, también probamos el famoso whisky irlandés Jameson.
La danza irlandesa incluye varios tipos de danza originados en Irlanda, éstos son: Soft Shoe, Hard Shoe, Set Dancing, Céilí y Seán Nós. Una característica que por lo general distingue a la danza irlandesa es que se mantiene el torso recto y los brazos a los costados. Se suele utilizar esta posición de ballet cuando se está en descanso o se espera para comenzar a bailar. Asimismo, las rodillas suelen estar cruzadas durante gran parte del baile.
Después de esta experiencia caímos redondos a dormir. Al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta a Madrid, y volvimos cargados de recuerdos y vivencias de esta maravillosa tierra Celta. Fueron en total cinco dias que nos valieron para sumergirnos en el floklore y las tradiciones de este pueblo que ha sabido sobreponerse a todas los obstáculos que la historia les ha ido poniendo.
Finalizo este diario de viaje agradeciendo a todos los que habéis leído este blog, e invitando a todos a leer el artículo que escribiré la semana que viene: un nuevo diario de viaje, Nueva York.
Me despido de vosotros, viajeros, recordando un proverbio Irlandés que dice que "Aquél que no prospera en sus sueños, no prosperará despierto".
Lark
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We love reading your travels, thanks friend for sharing . We look forward to the next part already . Greetings from Chicago.
ResponderEliminarBonjour , donc quand ne sera une continuation ? vouloir en savoir plus . Salutations de Lyon mon ami
ResponderEliminarMagnífico repor..por esa tierra misteriosa de lluvias y nieblas... Pone un punto de inflexión en cada uno..bravo!!
ResponderEliminarJe aime l'Irlande et je aime la façon dont vous me dites. Lark fantastique!
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