¡Hola viajeros!, en esta ocasión vamos a Los Países Bajos, haremos un recorrido por toda la geografía Holandesa, desde Edam hasta Madurodam, la maqueta más grande del mundo, ¡empezamos!
Volamos a Amsterdam desde Madrid, a la llegada nos esperaba un conductor, que nos llevaría hasta el Hotel, esta vez nos alojaríamos en el hotel NH Amsterdam Schiller
que es uno de los establecimientos hoteleros más prestigiosos de Ámsterdam.
Sus opulentos interiores en estilo art déco, que han dado cobijo a un
incontable número de artistas, han sido conservados a lo largo del
pasado siglo. En lo referente a la ubicación, también es difícil de
superar, ya que se encuentra en pleno corazón de la ciudad, junto a la
bulliciosa plaza Rembrandt.
Dejamos las cosas en la habitación (de la que hablare más adelante), y nos dirigimos a la primera de las excursiones que teníamos preparadas. La excursión incluiría una ruta en barco por los canales y acabaria con la visita a la Casa de Anna Frank, que actualmente es un museo dedicado a la diarista de guerra judía Anna Frank, que se ocultó de la persecución nazi
con su familia y siete personas más en el ático y el desván del
edificio. La entrada estaba tapada por una falsa estantería. En la exposición destaca la
preservación del escondite y una exhibición sobre la vida y tiempos de Anna Frank, el museo
funciona como un espacio para resaltar todas las formas de persecución,
discriminación.
A continuación, despues de la visita a la casa museo de Anna Frank, fuimos a una visita guiada al taller de diamantes Coster Diamonds y pudímos ver a sus
artesanos tallando y puliendo diamantes. Coster Diamonds ha pulido
numerosos diamantes famosos. Destacan el célebre Koh-I-Noor, un diamante
blanco y azul que forma parte de las joyas de la Corona Británica, y el
precioso diamante Dresden, perteneciente a las joyas de la Corona de
Sajonia. Durante el recorrido por el taller, vimos el Lucullan, la gema
sin pulir más grande del mundo.
Después de esta visita nos dirigimos hacia el famoso Barrio Rojo de Amsterdam, donde estuvimos en un Coffe Shop, locales donde venden marihuana pero no sirven alcohol, luego también están los Coffe Club, donde no venden marihuana pero permiten su consumo y sirven alcohol. Lo curioso es, que no dejan fumar tabaco. Entras en un local lleno de humo que a penas se puede ver y si te quieres echar un cigarro te tienes que salir a la calle.
Esta noche jugaba España la final de la Eurocopa 2012 contra Italia, (si la del 4-0), y tuvimos la ocasión de verla en uno de estos típicos locales, rodeados de italianos y unos chicos ingleses que apoyaban a España, (o eso me pareció entender). A la finalización del partido todas las calles de Amsterdam se llenaron de Españoles celebrando la Eurocopa, era muy fácil disguirnos...
Nos costo coger el sueño con el subidón de la victoria. El viaje no podía empezar mejor, y todavía nos quedaba una semana de aventuras por tierras holandesas.
A la mañana siguiente después del variado desayuno de buffet del hotel, nos fuimos a coger el autobús. Nuestra primera parada Volendam, una aldea de pescadores donde pudimos ver como se fabrican los tradicionales zuecos, y como se elabora el queso. Por su cercanía a Edam os podéis imaginar que tipo de queso elaboran. A continuación realizáramos un
paseo de 20 minutos en bote hasta Marken, donde estuvimos explorando este tradicional pueblo pesquero que una vez fue una
isla. Pudimos admirar las antiguas casas de madera construidas sobre pilotes
para protegerlas de las inundaciones.
De regreso a la ciudad de los canales y las bicicletas, bastante cansados de esta gran excursión de siete horas y con vistas a que al día siguiente teníamos una aún más larga decidimos retirarnos a descansar.
Un nuevo día y una nueva excursión nos esperaba, a estas alturas ya conocíamos bien el camino hasta el punto de recogida, junto al museo Van Gogh. La excursión de hoy tendría muchas horas de autobús. La primera parada la hicimos en Aalsmeer donde visitamos su famosa subasta de flores. La nave industrial más grande que he visto en mi vida, con millones de flores. El olor a flores en todo el recinto es embriagador. A poca distancia de aquí esta el Estadio Olímpico de Amsterdam que albergo los Juegos Olímpicos de 1928.
Desde Aalmeer nos dirigimos a Rotterdam.Una de las cosas que visitar en Rotterdam más conocidas internacionalmente es su puerto, Europoort. Es considerado el puerto más grande de Europa y el segundo más grande del mundo. Se trata de un gran conjunto portuario en el extremo oeste del canal, construido en la década de 1960. Cerca se encuentra una de las construcciones más emblemáticas que hay en Rotterdam, el Puente Erasmo. Este puente une el barrio de Kop en el sur con el centro en la cara norte del río. Justo en frente del puente se encuentra la estatua de Pedro el Grande, un regalo de la Federación Rusa a la ciudad de Rotterdam.
Un nuevo día y una nueva excursión nos esperaba, a estas alturas ya conocíamos bien el camino hasta el punto de recogida, junto al museo Van Gogh. La excursión de hoy tendría muchas horas de autobús. La primera parada la hicimos en Aalsmeer donde visitamos su famosa subasta de flores. La nave industrial más grande que he visto en mi vida, con millones de flores. El olor a flores en todo el recinto es embriagador. A poca distancia de aquí esta el Estadio Olímpico de Amsterdam que albergo los Juegos Olímpicos de 1928.
Desde Aalmeer nos dirigimos a Rotterdam.Una de las cosas que visitar en Rotterdam más conocidas internacionalmente es su puerto, Europoort. Es considerado el puerto más grande de Europa y el segundo más grande del mundo. Se trata de un gran conjunto portuario en el extremo oeste del canal, construido en la década de 1960. Cerca se encuentra una de las construcciones más emblemáticas que hay en Rotterdam, el Puente Erasmo. Este puente une el barrio de Kop en el sur con el centro en la cara norte del río. Justo en frente del puente se encuentra la estatua de Pedro el Grande, un regalo de la Federación Rusa a la ciudad de Rotterdam.
Otra de las cosas que ver en Rotterdam es Euromast, una torre futurista de 185 metros de altura que permite al visitante observar la ciudad desde otro punto de vista. Es la torre más alta de Holanda que esta abierta al público.
De Rotterdam, fuimos hasta Delft, una ciudad que bien merece una visita. Es conocida a nivel mundial por su famosa cerámica azul, se elabora aqui desde el siglo XVI. Entre 1600 y
1800, esta cerámica gozó de popularidad entre las familias acaudaladas,
que se enseñaban mutuamente sus colecciones de cerámica azul. Aunque los
alfareros de Delft preferían llamar a su cerámica “porcelana”, no era
más que una versión más barata de la auténtica porcelana china. La
cerámica azul de Delft no se elaboraba con el caolín típico de la
porcelana, sino con un caolín que se recubría con un vidriado de plomo
tras pasar por el horno. Pese a eso, la cerámica de Delft alcanzó una
tremenda popularidad y, en su momento de apogeo, llegó a haber 33
fábricas en la ciudad. De todas esas fábricas, la única que queda hoy en
día es Royal Delft.
.
Desde aquí volvimos a Amsterdam, la excursión duro nueve horas, recorrió gran parte de los Países Bajos: Aalmeer, Rotterdam, Delf, La Haya, Madurodam... Ha sido muy cansado y con muchas horas de autobús, aún así creo que es una excursión muy recomendable que convierte la visita a una ciudad, en una visita a un país entero.
Todavía nos quedaban varios días y aún quedaban muchas cosas que ver. Volvimos al hotel con ganas de descansar. La habitación del hotel, que antes lo deje en el aire, estaba en la planta ático del hotel. Al entrar lo primero que encontrabas era una escalera de bajada, al final de la escalera la cama, un gran ventanal a mano derecha y un pequeño balcón a la izquierda, desde el balcón gozábamos de una privilegiada vista de la ciudad. Podemos decir que tuvimos mucha suerte con la asignación de la habitación.
Desde aquí nos dirigimos a Vondelpark, que es el parque más céntrico de la ciudad de Ámsterdam. Este sitio se ha convertido en el jardín comunitario del área, donde tanto locales como turistas aprovechan hasta el mínimo rayo de sol, sobre todo en las temporadas de primavera y verano. Dependiendo de tus gustos, hay muchas cosas que puedes hacer en el parque: desde disfrutar de un día de relax, hasta uno lleno de adrenalina. Para comenzar, puedes disfrutar del sol y un buen picnic en el césped o cerca de alguna de las lagunas. No te pierdas la escultura de Picasso en el centro del parque y los periquitos por todos lados que fueron erradamente liberados en 1976. Sólo debes tener cuidado con los caminos, porque mucha gente utiliza el parque como atajo cuando van por la ciudad en sus bicicletas. Si lo que quieres es disfrutar de una buena comida o cena, hay varios restaurantes/cafés disponibles.
A la entrada del parque hay una valla con pinzas llamada "La valla de los hallazgos". Si alguien encuentra algo perdido por los jardines lo lleva a esta valla y lo cuelga de una de sus pinzas para que su dueño pueda recuperarlo.
Después de las tres excursiones que habíamos hecho en los días anteriores: la de la casa de Anna Frank con paseo en barco, la de los molinos por Volendam y Edam y la de Rotterdam, Delf, La Haya y Madurodam, cada vez nos quedaban menos cosas que ver de Los Países Bajos. Sin embargo, había una excursión que teníamos realmente muchas ganas de hacer y no dependía del todo de nosotros. Me explico; a través de Internet nos enteramos que había un chico Español que hacia recorridos por el famoso barrio rojo de Amsterdam. Sebastián se anunciaba en la red diciendo que a las siete de la tarde estaría en la plaza Damm con un chaleco amarillo reflectante y que si eras capaz de encontrarle, por un módico precio te llevaría a sitios de este barrio que no entrarías sin la compañía de alguien que lo conozca bien. Ya habíamos ido la tarde del día anterior a buscarle, pero no tuvimos suerte. Hoy lo volveríamos a intentar. Eran casi las seis cuando estábamos de camino a la plaza Damm.
Esta vez la fortuna nos sonrió y encontramos a Sebastián en una de las esquinas de la plaza con su chaleco reflectante. Nos dijo que esperáramos al resto del grupo y poco después comenzó la visita. Durante la misma nos explicó el significado de las banderas de los diferentes locales, está claro que todos conocíamos la bandera arco iris, pero aquí hay un sin fin de banderas que todos desconocíamos. Cada una tiene su significado y sus normas, así puedes encontrar la bandera del sadomasoquismo o la que identifica un bar de "osos", a los que no pueden entrar mujeres ni hombres con perfume, tiene que oler a macho...
También nos explicó el funcionamiento de las cabinas que las prostitutas ocupan en el barrio. Estas cabinas se alquilan en turnos de 8 horas durante los 365 días del año, y el precio del alquiler varía según la zona donde este situada. No vale lo mismo una calle principal que una secundaria o un primer piso que una cabina a pie de calle, y también según la hora y el día del alquiler: no vale igual un viernes por la noche que un lunes por la mañana. El precio oscila entre los 400€ y los 1.200€ por 8 horas de alquiler. Las cabinas tienen encima de la entrada una cámara de videovigilancia, la cual se ve borrosa pero le sirve a hacienda para hacer un calculo del volumen de clientes que ha tenido cada meretriz y así saber cuanto tienen que cotizar a la hacienda pública. Hacienda estima que cada cliente gastara en torno a los 50€, que es el servicio básico, lo que aquí llaman "fuckandsuck". La excursión por el barrio rojo prosiguió por la parte trasera de la iglesia mas antigua de Ámsterdam, donde esta el único monumento del mundo dedicado a las prostitutas. Calles tan estrechas que estirando los brazos tocabas ambas paredes, repletas de cabinas todas con su luz roja, una luz que reduce las imperfecciones de la piel y ayuda a idealizar a las chicas.
La excursión acabó en un típico bar de este barrio, donde Sebastián nos invitó a un chupito a todos los del grupo. Aprovechamos entonces para pedirle que nos recomendara un Coffe Shop que no fuera tan turístico, pues nuestro interés estaba en conocer de verdad qué ambiente hay sin que todos los clientes fueran turistas. Nos recomendó uno y nos lo señaló en el mapa, aunque cuando llegamos dudamos en entrar. Digamos que si no te lo recomiendas te piensas si entrar... Entramos y descubrimos un sitio espectacular, graffiteado hasta el último rincón, donde servían batidos de frutas y vendían marihuana en la barra. Fue una buena experiencia.
En la actualidad, los escaparates del sexo poco a poco van a cerrando las cortinas. En lugar de prostitutas que exhiben sus encantos, el Ayuntamiento quiere poner tiendas de decoración y puestos de comida. Con máscaras para evitar ser reconocidas, las trabajadoras del sexo han salido de las vitrinas para protestar por el cierre de sus negocios. Unas 500 prostitutas perderán su lugar de trabajo por convicciones morales e interés, apuntó la portavoz del Sindicato de las Trabajadoras.
La idea es limpiar el casco histórico de delincuencia, ya que estos negocios pueden servir de tapadera al tráfico de drogas, de mujeres y al blanqueo de dinero. De los 500 burdeles del barrio, 115 han echado ya el cierre, pero aún así el Ayuntamiento quiere dejar la cifra en la mitad.
Al día siguiente fuimos a ver el museo "Hash Marihuana & Hemp". Es un museo muy chiquitito pero tiene bastante información respecto a la marihuana, te explican la utilidad que se ha hecho de ella durante mucho tiempo y puedes ver paso a paso el proceso que sigue la producción. Es original, aunque quizá 9€ sea mucho para lo que tiene expuesto.
Pocas ciudades conquistan tanto a sus visitantes como lo hace la capital de los Países Bajos. La ciudad es relativamente joven, ya que hace tan sólo 1.000 años no era más que una marisma. Lo primero que impresiona es la cantidad de agua que encontramos en pleno centro histórico. Está tan llena de canales que hay que pensar que sus habitantes no sólo son conscientes de que viven al borde del agua, sino prácticamente encima de ella. Hay más de 2.500 casas flotantes amarradas en sus canales.
La tradicional forma de abanico que forman los canales y las calles la hacen especialmente cómoda y agradable para pasear, no así para recorrerla en coche ya que es un auténtico laberinto de calles prohibidas y de único sentido.
Ya en nuestra última tarde/noche en Ámsterdam nos fuimos a dar un paseo por sus canales e intentar que calara en nuestras mentes su recuerdo permante. Algo que no es muy difícil, pues Ámsterdam enamora a todos sus visitantes.
Después de la visita a la Royal Delf, nos dirigimos a La Haya, la tercera ciudad más grande de los Países Bajos, después de Amsterdam y Rotterdam. La ciudad se encuentra localizada en el
oeste del país, en la provincia de Holanda Meridional, de la cual es capital. Junto con otras ciudades neerlandesas, La Haya forma parte del Randstad, la mayor conurbación de Países Bajos y una de las mayores de Europa.
La Haya es la sede de gobierno de los Países Bajos pero no su capital. Según la constitución neerlandesa, dicha dignidad corresponde a la ciudad de Ámsterdam. Como centro administrativo del país, en La Haya se encuentran los Estados Generales de los Países Bajos, la Suprema Corte de Países Bajos y el Consejo de Estado. En la ciudad reside y trabaja el Rey de los Países Bajos, Guillermo Alejandro.
La Haya es también sede de todas las embajadas extranjeras y
ministerios gubernamentales del país, al igual que de un gran número de
organizaciones internacionales, incluyendo a la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional y Europol.
Desde la La Haya, fuimos a visitar el parque temático en miniatura de Madurodam, ubicado en Scheveningen, La Haya. Se trata de un modelo de las principales ciudades y monumentos de los Países Bajos pero a una escala
de 1:25. Compuesto por varios edificios y monumentos neerlandeses que
se encuentran a lo largo del país. Este importante atractivo turístico
fue construido en 1952 y visitado por unos diez millones de personas desde su construcción. El parque en miniatura fue nombrado en homenaje a George Maduro, un estudiante de derecho de Curazao que luchó contra la ocupación de las fuerzas nazis como miembro de la resistencia neerlandesa y murió en campo de concentración de Dachau en 1945.
Todavía nos quedaban varios días y aún quedaban muchas cosas que ver. Volvimos al hotel con ganas de descansar. La habitación del hotel, que antes lo deje en el aire, estaba en la planta ático del hotel. Al entrar lo primero que encontrabas era una escalera de bajada, al final de la escalera la cama, un gran ventanal a mano derecha y un pequeño balcón a la izquierda, desde el balcón gozábamos de una privilegiada vista de la ciudad. Podemos decir que tuvimos mucha suerte con la asignación de la habitación.
A la mañana siguiente nos dirigimos al museo Vang Gogh, fue una gran experiencia, los cuadros ordenados cronológicamente te
hacen poder ver la evolución del pintor tanto artísticamente como su
vivencia personal.
Un consejo: comprad las entradas por internet y así evitáis colas. El museo consta de dos edificios. La construcción original es obra del arquitecto holandés Gerrit Rietveld (1888-1964) y fue inaugurado en 1973. El arquitecto del ala de exposiciones fue Kishō Kurokawa, siendo terminada en 1999 por Gojko.
Un consejo: comprad las entradas por internet y así evitáis colas. El museo consta de dos edificios. La construcción original es obra del arquitecto holandés Gerrit Rietveld (1888-1964) y fue inaugurado en 1973. El arquitecto del ala de exposiciones fue Kishō Kurokawa, siendo terminada en 1999 por Gojko.
El museo posee más de 200 pinturas de Vincent van Gogh, de todos sus
periodos de creación, y unos 400 dibujos. Entre las obras principales
expuestas se encuentran "Los comedores de patatas",
“La recámara de Arlés” y una versión de “Los girasoles”. Además, el
museo tiene la custodia de la mayoría de las cartas de Vincent van Gogh.
La colección de obras de artistas del siglo XIX iniciada por Theo van
Gogh ha sido extendida continuamente con recursos de la fundación.
Desde aquí nos dirigimos a Vondelpark, que es el parque más céntrico de la ciudad de Ámsterdam. Este sitio se ha convertido en el jardín comunitario del área, donde tanto locales como turistas aprovechan hasta el mínimo rayo de sol, sobre todo en las temporadas de primavera y verano. Dependiendo de tus gustos, hay muchas cosas que puedes hacer en el parque: desde disfrutar de un día de relax, hasta uno lleno de adrenalina. Para comenzar, puedes disfrutar del sol y un buen picnic en el césped o cerca de alguna de las lagunas. No te pierdas la escultura de Picasso en el centro del parque y los periquitos por todos lados que fueron erradamente liberados en 1976. Sólo debes tener cuidado con los caminos, porque mucha gente utiliza el parque como atajo cuando van por la ciudad en sus bicicletas. Si lo que quieres es disfrutar de una buena comida o cena, hay varios restaurantes/cafés disponibles.
A la entrada del parque hay una valla con pinzas llamada "La valla de los hallazgos". Si alguien encuentra algo perdido por los jardines lo lleva a esta valla y lo cuelga de una de sus pinzas para que su dueño pueda recuperarlo.
Después de las tres excursiones que habíamos hecho en los días anteriores: la de la casa de Anna Frank con paseo en barco, la de los molinos por Volendam y Edam y la de Rotterdam, Delf, La Haya y Madurodam, cada vez nos quedaban menos cosas que ver de Los Países Bajos. Sin embargo, había una excursión que teníamos realmente muchas ganas de hacer y no dependía del todo de nosotros. Me explico; a través de Internet nos enteramos que había un chico Español que hacia recorridos por el famoso barrio rojo de Amsterdam. Sebastián se anunciaba en la red diciendo que a las siete de la tarde estaría en la plaza Damm con un chaleco amarillo reflectante y que si eras capaz de encontrarle, por un módico precio te llevaría a sitios de este barrio que no entrarías sin la compañía de alguien que lo conozca bien. Ya habíamos ido la tarde del día anterior a buscarle, pero no tuvimos suerte. Hoy lo volveríamos a intentar. Eran casi las seis cuando estábamos de camino a la plaza Damm.
Esta vez la fortuna nos sonrió y encontramos a Sebastián en una de las esquinas de la plaza con su chaleco reflectante. Nos dijo que esperáramos al resto del grupo y poco después comenzó la visita. Durante la misma nos explicó el significado de las banderas de los diferentes locales, está claro que todos conocíamos la bandera arco iris, pero aquí hay un sin fin de banderas que todos desconocíamos. Cada una tiene su significado y sus normas, así puedes encontrar la bandera del sadomasoquismo o la que identifica un bar de "osos", a los que no pueden entrar mujeres ni hombres con perfume, tiene que oler a macho...
También nos explicó el funcionamiento de las cabinas que las prostitutas ocupan en el barrio. Estas cabinas se alquilan en turnos de 8 horas durante los 365 días del año, y el precio del alquiler varía según la zona donde este situada. No vale lo mismo una calle principal que una secundaria o un primer piso que una cabina a pie de calle, y también según la hora y el día del alquiler: no vale igual un viernes por la noche que un lunes por la mañana. El precio oscila entre los 400€ y los 1.200€ por 8 horas de alquiler. Las cabinas tienen encima de la entrada una cámara de videovigilancia, la cual se ve borrosa pero le sirve a hacienda para hacer un calculo del volumen de clientes que ha tenido cada meretriz y así saber cuanto tienen que cotizar a la hacienda pública. Hacienda estima que cada cliente gastara en torno a los 50€, que es el servicio básico, lo que aquí llaman "fuckandsuck". La excursión por el barrio rojo prosiguió por la parte trasera de la iglesia mas antigua de Ámsterdam, donde esta el único monumento del mundo dedicado a las prostitutas. Calles tan estrechas que estirando los brazos tocabas ambas paredes, repletas de cabinas todas con su luz roja, una luz que reduce las imperfecciones de la piel y ayuda a idealizar a las chicas.
La excursión acabó en un típico bar de este barrio, donde Sebastián nos invitó a un chupito a todos los del grupo. Aprovechamos entonces para pedirle que nos recomendara un Coffe Shop que no fuera tan turístico, pues nuestro interés estaba en conocer de verdad qué ambiente hay sin que todos los clientes fueran turistas. Nos recomendó uno y nos lo señaló en el mapa, aunque cuando llegamos dudamos en entrar. Digamos que si no te lo recomiendas te piensas si entrar... Entramos y descubrimos un sitio espectacular, graffiteado hasta el último rincón, donde servían batidos de frutas y vendían marihuana en la barra. Fue una buena experiencia.
En la actualidad, los escaparates del sexo poco a poco van a cerrando las cortinas. En lugar de prostitutas que exhiben sus encantos, el Ayuntamiento quiere poner tiendas de decoración y puestos de comida. Con máscaras para evitar ser reconocidas, las trabajadoras del sexo han salido de las vitrinas para protestar por el cierre de sus negocios. Unas 500 prostitutas perderán su lugar de trabajo por convicciones morales e interés, apuntó la portavoz del Sindicato de las Trabajadoras.
La idea es limpiar el casco histórico de delincuencia, ya que estos negocios pueden servir de tapadera al tráfico de drogas, de mujeres y al blanqueo de dinero. De los 500 burdeles del barrio, 115 han echado ya el cierre, pero aún así el Ayuntamiento quiere dejar la cifra en la mitad.
Al día siguiente fuimos a ver el museo "Hash Marihuana & Hemp". Es un museo muy chiquitito pero tiene bastante información respecto a la marihuana, te explican la utilidad que se ha hecho de ella durante mucho tiempo y puedes ver paso a paso el proceso que sigue la producción. Es original, aunque quizá 9€ sea mucho para lo que tiene expuesto.
Pocas ciudades conquistan tanto a sus visitantes como lo hace la capital de los Países Bajos. La ciudad es relativamente joven, ya que hace tan sólo 1.000 años no era más que una marisma. Lo primero que impresiona es la cantidad de agua que encontramos en pleno centro histórico. Está tan llena de canales que hay que pensar que sus habitantes no sólo son conscientes de que viven al borde del agua, sino prácticamente encima de ella. Hay más de 2.500 casas flotantes amarradas en sus canales.
La tradicional forma de abanico que forman los canales y las calles la hacen especialmente cómoda y agradable para pasear, no así para recorrerla en coche ya que es un auténtico laberinto de calles prohibidas y de único sentido.
Ya en nuestra última tarde/noche en Ámsterdam nos fuimos a dar un paseo por sus canales e intentar que calara en nuestras mentes su recuerdo permante. Algo que no es muy difícil, pues Ámsterdam enamora a todos sus visitantes.
Millones de turistas llegan todos los años a la capital holandesa
atraídos por el fervor liberal de sus “coffee shops” y su reconocido
barrio rojo. Pero cuando se llega a Ámsterdam, hay algo que llama
incluso más la atención: las bicicletas. Están
en todas partes y todos las usan. Carteros, policías, oficinistas, niños, elegantes mujeres e incluso abuelitas. Todos andan
en dos ruedas.
Ámsterdam
cuenta con alrededor de 400 kilómetros de carriles de ciclovías por
toda la ciudad. En las calles, y a diferencia de otras grandes ciudades,
las bicicletas de verdad dominan el tráfico. Además de ciclovías,
tienen sus propios semáforos y cuentan con un importante espacio junto a
los autos. Incluso hay muchísimas calles que son exclusivas para
bicicletas. 780 mil personas residen en la ciudad y se estima que hay
alrededor de 881 mil bicicletas, es decir, más bicicletas que
residentes.
Muy
distinto sería todo si las calles de la capital tuvieran grandes
elevaciones. Pero no. La mayoría de ellas son planas por lo que el
pedaleo se hace ágil y se llega a los distintos destinos de manera
fácil. Por ejemplo, recorrer Ámsterdam, de norte a sur lleva una hora en
auto. En cambio en bicicleta, sólo media. Al
menos para los holandeses, pues los turistas aún pueden verse un poco torpes
a la hora de esquivar a los ómnibuses que cruzan por toda la ciudad.
Aquí las bicicletas mandan, desde que en los años 70 el gobierno
holandés comenzara a invertir en estas medidas.
Por la tarde del último día vino a recogernos el mismo conductor que nos llevó al hotel el primer día, y de camino al aeropuerto solo teníamos un pensamiento en la cabeza: ¿cuando volveríamos aquí?, ¿en qué lugar del mundo se pueden encontrar tantas comodidades y
curiosidades al alcance de la mano?, ¿en qué lugar del mundo se puede
sentir tanta libertad?.
Me despido, por ahora, citando un probervio holandés que dice; "No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos". No dejéis de viajar...
Me despido, por ahora, citando un probervio holandés que dice; "No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos". No dejéis de viajar...
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buenisimo, gran viaje!!
ResponderEliminarUn trabajo muy conseguido. Me gusta el tono de las explicaciones, combinando vivencias e historia.
ResponderEliminarBonito blog y bien distribuido muchas gracias :)
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